TARACENA RUIZ, HEBERTO
Escribir un libro es como pedir perdón, es un gentil acto de amor. Trae adagios de gloria, música y rimbón. Escribir un libro, como alegato del alma que nos llueve adentro, es además la más clara hazaña, el más duro afán por mantenernos anciados en el porvenir.
He seguido Acuacomedia como parte de una revista, número a número, palabra tras palabra, y pese a su sencillez aún es mucho lo que me da para la reflexión. Conozco también a su autor Heberto Taracena Ruiz, y la fortuna de conocerle, por otra parte, no me hace más fácil este prólogo.
En principio Acuacomedia es muchas cosas a la vez: severa ficción por el agua que a diario corre en Tabasco: desbocada, serena y terca: dura realidad sin traedia alguna: presurosa, tranquila y calladita: obra de teatro con ritmo y trama propia: y un moderno ensayo sobre el agua y sus rutas. Verso también, es también verso en prosa.
¡Qué más pedirle al esfuerzo literario! ¡Qué más exigirle a un tabasqueño, autor de tan sobrias líneas!
"A mover los pinceles". ¿Cómo hacer que un prólogo ilumine al lector para disfrutar en solaz arpegio: Acuacomedia?
¿Cómo invitar que le entren a los doce tramos de un libro que es además un libro para todos? Un libro que se invita a leer en solitario y en compañia del amor que junto a nuestro corazón nos alfabetiza a diario.
Accesible en sus actos Acuacomedia invita a atender los asuntos vitales, los asuntos de vida, muerte y alma. Si enfrentamos tal desafío, es seguro que "sobreviviremos, si fuera necesario, en memoria de nuestros bisabuelos."
Con Acuacomedia se puede navegar, bucear y nadar de a muertito. Se puede respirar profundo, pues siempre le quedará a uno la dicha de hundirse en una prosa genuina y tabasqueña, en un verbo de luz y sin desaires.
En estas páginas de Acuacomedia, podremos si queremos, imaginar a que el agua desparrama en cáliz y para todos da fuente de sabiduría; que desde el dominio de los ríos y de nuestros mares brota, una literatura tabasqueña, moderna de tanto darse, bellísima en el andar y suave para convencernos a leer, escribir y soñar. - Ernesto Rodríguez Rodríguez