PELLICER CARMARA, CARLOS
En la intensidad de la juventud, el poeta de las aguas y el voluptuoso verde de la selva, aventura letas que ya desde entonces le ubican en un sitio en el que permanecerá no sólo durante su prolífica vida, sino incluso más allá, hasta hoy, cuando resuenan sus poemas y su voz atronadora plena de belleza y verdad.
Son los versos de Pellicer un flujo continuo de ilusiones y de amores que presagian excelsitud completa, pero en los que no es posible evitar las sombras probables del dolor y la pérdida.
El ritmo
Joven era el poeta, firmes sus trazos y cierto su lenguaje y significado. Eso no lo abandonaría jamás.
Pellicer deseará siempre hacer el bien, y para ello confiará en su Dios, pero también en su humanidad.
Ser bueno como el agua del camino
que la herida refleja y que la alivia.
Ser dichoso, Señor no es ser divino
pero ser bueno, sí...
De los vestigios de civilizaciones ancestrales se erigió este hombre de cadencias y elocuencias. Conocerle, reconocerle, volver a leerle, en cualquier tiempo y lugar, es un privilegio y reencuentro con las voces de lo eterno.
Jorge Abdo Francis
