El Acta Constitutiva de la Federación Mexicana de 4 de enero de 1824 y la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 5 de octubre de ese año, al establecer para la república recién nacida el sistema federal, dieron cuerpo legal constituyente a lo que el periódico El Iris de Jalisco del 23 de diciembre de 1823 había expresado: la opinión federalista se compone de la masa general de los pueblos.
Tradicionalmente, los partidarios del orden centralista de la Colonia han sostenido que nuestro federalismo fue una calca del adoptado por la república del norte. Nettie Lee Benson, en su libro La Diputación Provincial y el Federalismo Mexicano, dejó en claro las raíces propias de nuestro pacto federal.
Correspondió a Miguel Ramos Arizpe, diputado por las Cortes de Cádiz, plantear la necesidad de dar a cada provincia un gobierno superior y común, tanto para lo ejecutivo como para lo judicial.